Almagarinos cuenta con terrenos comunales, con posibilidades económicas, con ganas y con dos vecinos jóvenes que han empujado la ilusión de mantener vivo este enclave tras la muerte del carbón que le dio vida.
Trabajar y vivir van de la mano y El Bierzo no solo tiene mineral para hacerlo. En una zona de montaña como esta, la apicultura encendió la chispa que quiso perseguir el pueblo, ideando la creación de una Fundación. Y, en base a ese rodaje de enjambres, espera que cada año se puedan asentar en el pueblo exminero al menos una familia. Preparan ofrecer oficio y vivienda para conseguirlo, con la única premisa de que lleguen con hijos, tres o cuatro al menos. De esa manera, en cuatro o cinco años echan las cuentas para poder contar con 15 niños con los que se pueda reabrir la escuela y, a partir de ahí, ir marcando el fin de la España Vaciada en ese rincón de nostalgia minera.
Para conseguir el sueño, se pusieron en marcha, en los terrenos de la junta vecinal, colmenas polinizadas con brezo, con castaño y con bosque, que van dando a luz a una maravillosa miel. La primera producción, con 200 enjambres, ha sido de 800 kilos que los paladares han premiado. El Sardonal es el nombre que le han dado a esa miel ha conseguido la medalla de plata en la 13 edición del Concurso Internacional Biolmiel 2020 en Italia en la modalidad de miel de bosque.
También la Asociación Española de Apicultores le otorgó el primer premio en el VII Concurso Nacional de Ideas Apícolas.